La granada es un superalimento con múltiples propiedades que mejora nuestra circulación, concentra una gran cantidad de antioxidantes e incluso alarga la vida de los tejidos.
La granada es una de esas frutas que tendríamos que tener siempre a mano para que nuestro organismo funcione como un reloj. Con un gran poder antioxidante gracias a su alto contenido en antocianinas, polifenoles y taninos, tiene además un sabor delicioso y combina a la perfección con todo tipo de platos por su versatilidad sin tener que mirar la báscula de reojo. Los múltiples nutrientes de la fruta del Punica granatum ayudan a nuestras defensas, mejoran la circulación e incluso podrían esconder poderes afrodisíacos. Los antiguos egipcios ya preparaban un vino con su jugo e Hipócrates recomendaba su zumo contra la fiebre y para prevenir las enfermedades.
Un estudio de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL), en Suiza, afirma que un compuesto elaborado con granadas habría demostrado que al reducir el envejecimiento mitocondrial en individuos de edad avanzada. Unas biomoléculas presentes en la fruta y también en las frambuesas acaban descomponiéndose en el intestino y generando urolitina A, que disminuye la pérdida de masa muscular asociada al paso del tiempo y la debilidad que sufren los tejidos. Otro de sus beneficios tiene que ver con la pérdida de peso, a la que contribuye gracias a su contenido en magnesio, que forma parte de enzimas que intervienen en el metabolismo de grasas e hidratos de carbono, y también por su poder diurético que favorece la eliminación de líquidos.